sábado, 1 de marzo de 2008

Adrienne Rich

(1929-2012). Siendo niña se inicio en la poesía, alentada por su padre y su biblioteca. Destacada teórica del feminismo y, en particular, del feminismo lésbico, autora de ensayos tan influyentes como Compulsory Heterosexuality and Lesbian Existence. En 1951 publicó A Change of World, libro que W.H. Auden seleccionó para el Premio Yale de poesía Joven, premio que ganó. Unos años después, Rich contrajo matrimonio con el economista Alfred Conrad, con quien tuvo tres hijos. Vivió varios años en Massachussets hasta que se mudó a Nueva York en 1966, cuando su marido tomo un trabajo como profesor. Ella enseñó en el programa SEEK, un programa para estudiantes pobres, negros y del tercer mundo, lo que levantó en ella muchas preguntas altamente políticas sobre los códigos culturales de expresión y la relación del lenguaje con el poder, temas que han sido tratados consistentemente en sus trabajos. Aunque junto con su marido estaban involucadros en movimientos de lucha social, fue al movimiento de mujeres que Rich le dio más importancia. Leaflets (1969), The Will to Change (1971), and Diving into the Wreck (1973), que ganó en 1974 el Premio nacional del Libro, demostró un progresivo acercamiento al poder, mientras Rich se enfrentaba a la representación desoladora del patriarcado en el panorama literal y físico.

XII. Twenty-One Love Poems

Durmiendo, girando incesantes como planetas
en sus praderas nocturnas:
un roce es suficiente para hacernos saber
que no estamos solas en el universo, aún dormidas,
fantasmas del sueño de dos mundos
cruzan sus pueblos fantasmas, casi hablándose entre sí.

Despierto al susurro de tus palabras
dichas a años luz o años sombra
como si mi propia voz hablara.

Pero tenemos voces diferentes, aún en sueños,
y nuestros cuerpos, tan parecidos, son sin embargo diferentes
y resuena el pasado a través de nuestras venas
cargado con lenguajes diferentes, sentidos diferentes,
pero cualquier crónica del mundo compartida
podría ser escrita con un sentido nuevo:
éramos dos amantes del mismo género,
éramos dos mujeres de la misma generación.

XX

Aquella conversación que siempre estuvimos a punto
De tener, está girando en mis pensamientos,
Durante la noche el Hudson tiembla bajo las luces de Nueva Jersey
El agua contaminada reflejando también la luna
Y yo distingo a una mujer
Que amaba ahogándose en secretos, con una temible herida
Alrededor de su garganta que la rodea tal como los cabellos.
Y esa es ella con quien he intentado hablar, cuya herida, expresa en su rostro
Volviéndose a un lado de dolor, es arrastrada cada vez mas profundo
Donde no me puede escuchar,
Y enseguida me doy cuenta yo que estaba hablando con mi alma.

No hay comentarios: