jueves, 14 de febrero de 2008

Magda Portal

(Lima, 1901 – 1989) Poeta, narradora y activista política. Magda Portal fue una mujer singular, José Carlos Mariátegui la enarbola por la sensibilidad histórica que se traduce en sus primeros libros: El derecho de matar (La Paz, 1926), Una esperanza y el mar (Lima, 1927), aunque desde su parámetro de pensamiento para Mariátegui ella sea una poetisa, por la femineidad traducida en su obra, por la capacidad de ser independiente y distinta de la obra de los escritores consagrados. Para nosotros es una poeta cabal y una revolucionaria innata. Quizá la mayor virtud de Magda Portal sea el haber sido consecuente, el haber pensado y actuado desde un mismo orden de principios, desempeño que para quienes transitan por la política es cada vez más extraño. Fue una de las fundadoras del APRA y luego militó en el Partido Comunista del Perú. Buscó en todo momento luchar por los derechos de las mujeres, los trabajadores y los más necesitados, sin importar las persecuciones, el desprecio y el exilio que ello le deparó. "Es evidente que el manejo del poder demanda la capacidad de organización del líder, y este potencial se manifiesta en la habilidad de impedir el caos, al mismo tiempo que dirige la praxis de, digamos, la democracia, la idea o la filosofía del sistema de gobierno. La obra de Magda Portal nos invita a pensar en el perfil y la necesidad de mujeres líder en el ejercicio del poder". Esta rebelde heredera de Flora Tristán descubre temprano que, en el autoritarismo, nuestra condición de mujeres dependientes era intolerable y que las reglas morales eran aplicadas especialmente por la clase dominante a los pobres y a las mujeres, y que rara vez el Estado busca cambios fundamentales. Observación que se encuentra respecto a las ideologías de turno, en los escritos de la defensora de los derechos indígenas, Dora Mayer. Era natural que este reconocimiento hiciera ineludible incluir en su agenda el logro de los derechos civiles y el voto para la mujer. Una cabal identidad ciudadana que condujera a la liberación de la autoridad opresiva del poder de turno, ese camino puede desembocar en la democracia, pero es previamente revolucionario.

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